Panamá, 7 de julio de 2025. – En nuestro primer año de gestión, se ha evidenciado una transformación significativa en la Dirección General del Sistema Penitenciario (DGSP) de Panamá, orientada a convertir los centros penitenciarios en verdaderos centros de rehabilitación e industrias manufactureras.
El exitoso «Plan Libertad» actualmente involucra a más de 500 personas privadas de libertad, permitiéndoles contribuir al país con su trabajo en el mantenimiento de centros educativos (más de 230 intervenidos), renovaciones en el Palacio de Gobierno, museos, parques, centros deportivos, aceras y otros espacios públicos, en estrecha colaboración con los municipios de Panamá, Colón, La Chorrera y San Miguelito, así como con los ministerios de Cultura y Educación.
Inauguramos la primera panadería en el Centro de Rehabilitación Femenina «Cecilia Orillac de Chiari» (Cefere), donde las reclusas recibieron capacitación del chef internacional “Cuquita”, del Hotel El Panamá y de instructores del Instituto Nacional de Formación Profesional y Desarrollo Humano (Inadeh).
En materia educativa y formación técnica, un total de 2448 internas cursan estudios de primaria, secundaria y bachillerato en colaboración con el Ministerio de Educación (Meduca). Además, 178 están matriculados en universidades, mientras que 127 participan en el Instituto Panameño de Educación Radiofónica y en estudios privados. Asimismo, con el Inadeh y organizaciones sin fines de lucro, 2061 internos están forjando su futuro.
Unos 3769 privados trabajan en diversas funciones, como mantenimiento, limpieza, cocina, talleres de costura, reciclaje y guarderías, todas ellas a través de actividades laborales que se traducen en la reducción de pena.
Además, en el ámbito cultural y deportivo, presentamos con éxito la obra «Mala Racha» en el Teatro Anayansi, junto con dramatizaciones de la Pasión de Cristo, actuaciones de la etnia negra y competencias deportivas de fútbol, voleibol, sóftbol y carreras de obstáculos.
También son destacables los programas agrícolas y viveros. En Llano Marín, mantenemos una población capacitada en técnicas de cultivo de maíz, tomate, pepino y pimiento, además de la cría de aves de corral y tilapia. Los viveros mantenemos en la mayoría de los centros carcelarios, una manera positiva para que los reclusos conozcan todos los pormenores de cultivos, desde la germinación, hasta la cosecha.
En cuanto al hacinamiento, se le hizo frente con el Plan de Descongestión, que ha dado como resultado en la liberación de 4,002 personas, esto gracias a un proceso masivo de evaluaciones para la clasificación y revisión de periodos, detectando quienes cumplieron con las dos terceras partes de condena o padezcan algún tipo de enfermedad, condiciones que le permiten optar por otra medida alterna a la detención.
En infraestructura, el nuevo Centro Femenino de Rehabilitación La Esmeralda tiene un avance del 63%, y el nuevo Centro Penitenciario Nueva Esperanza, en Colón. Estos centros cumplen con las normas mínimas de reclusión internacional en respecto de la dignidad y derechos humanos de la población penitenciaria, teniendo en cuenta los espacios para alojarse, salones de clases y lugares de esparcimiento.
Esto va de la mano con la seguridad. En ese sentido mantenemos tecnología de punta con body scan, para que la revisión sea menos invasiva. Aplicación de 325 brazaletes electrónicos como medidas alternas a la detención; especialización canina, motorizada y de control de multitudes. Además de las capacitaciones en la Academia de Formación Penitenciaria “Andrés Gutiérrez Bonilla”.
Y para el segundo año de gestión, vendrán mejores días para la población penitenciaria, administrativa y personal de seguridad del Sistema penitenciario.