Panamá, 31 de julio de 2025.- Más de 60 privados de libertad participan de las clases de la Biblioteca del Centro Penitenciario La Joyita, donde se desarrolla el programa de Alfabetización que coordina la Dirección General del Sistema Penitenciario (DGSP), junto al Ministerio de Desarrollo Social (Mides).
Este año han redactado con mucha presión y fuego sus historias de superación, dejando atrás la vergüenza para dar el salto hacia el conocimiento y aprendizaje que abre puertas a la resocialización.
El sonido de las vocales y consonantes, conjugación de sílabas para formar palabras, trazos de superación plasmados en cuadernos, lectura, entre otras actividades, son el diario bregar en los salones de clases del Centro Penitenciario.
Con una sonrisa dibujada en su rostro, encontramos al privado de libertad José Isabel Valdés González, de 62 años, quien sentado en su banca destilaba motivación al poder leer su resolución de clasificación con claridad.
Nos compartió que su esposa “se siente orgullosa de mi al ver mis cuadernos” con escrituras hechas con esperanza. “Me motivé y abrí mi mente, porque vine aquí para aprender y por eso voy poco a poco”.
Al ser consultado si deseaba continuar sus estudios, de inmediato respondió: “¡Claro que me quiero meter en la escuela! Estoy agradecido porque necesitaba aprender a leer y escribir; luego vienen los cursos con el Instituto Nacional de Formación Profesional y Capacitación para el Desarrollo Humano (Inadeh)”.
En otro rincón del salón, el recluso Miguel Ángel Vergara, también de la misma edad, entre lágrimas deseaba en su alma que su madre le hubiese visto superarse y el cambio de actitud que hoy muestra, por lo cual exhortó a los que están libres y sus compañeros en reclusión, que se acerquen a un centro donde puedan ser instruido, porque el paso es ser “sinceros con uno mismo”.
“Quiero aprovechar el resto de la vida que me queda y enviar un mensaje que si se puede aprender a leer cuando queremos cambiar las cosas, porque querer es poder”, señaló.
La otra cara de la historia nos las cuenta el privado de libertad Landy Sanjur, instructor capacitado por el Mides. Explicó que se trabaja en tres niveles de alfabetización: puro con nulo conocimiento, el medio y avanzado, labor que hace con otros dos compañeros. “A los puros, le enseñamos desde abajo con las vocales, a los que saben leer un poco, realizamos círculo de lectura y mejoran su lectura”, informó.
Indicó que mantienen en espera a otros 20 privados de libertad que desean ingresar al programa que es exitoso.