Panamá, 24 de septiembre de 2025. – Más de un centenar de personas privadas de libertad que forman parte del Plan Libertad participaron en la misa oficiada por Monseñor José Domingo Ulloa, en honor a la Virgen de la Merced, patrona de los cautivos. La eucaristía se celebró en la Iglesia Nuestra Señora de la Merced, en el Casco Antiguo de la ciudad capital.
La ceremonia contó con la presencia de la ministra de Gobierno, Dinoska Montalvo, el director General del Sistema Penitenciario, Jorge Torregroza, la directora encargada del Centro Femenino de Rehabilitación “Cecilia Orillac de Chiari” (Cefere), Elisa Portocarrero, la representante de Ancón, Yamireth Batista, así como estudiantes del Centro Bilingüe de Formación Integral Nuestra Señora de la Merced.
En su homilía, Monseñor Ulloa instó a la comunidad cristiana a no ser indiferente con las personas privadas de libertad, recordando que aunque hayan perdido momentáneamente su libertad, su dignidad permanece intacta. “La Pastoral Penitenciaria es el rostro de la Iglesia en las cárceles, y con la Virgen de la Merced estamos aquí para recordarles que no están solos”, enfatizó.
El Arzobispo también felicitó a la ministra Montalvo por la ejecución del Plan Libertad, al que calificó como una herramienta de verdadera justicia social. “La justicia no es la que margina, sino la que abre oportunidades”, afirmó.
Durante la ceremonia, la Pastoral Penitenciaria de la Iglesia Católica entregó a la ministra Montalvo la Medalla de la Pastoral, en reconocimiento a su compromiso con la transformación del Sistema Penitenciario.
El acto tuvo momentos especialmente emotivos con los testimonios de los privados de libertad. Karoline Wood, del Cefere, expresó: “La resocialización ha sido un camino doloroso, pero ha valido la pena. Gracias por alentarnos a buscar la mejor versión de nosotras mismas”. Mientras que César Jiménez, del centro El Renacer, subrayó: “Un error no define un futuro. Dentro de las cárceles hay profesionales, hombres y mujeres que fallamos, pero pedimos perdón y lo que necesitamos son oportunidades”.
La misa fue acompañada por los cantos del coro Vive María, conformado por privadas de libertad del Cefere, quienes con sus voces transmitieron fe, esperanza y la voluntad de cambio que se gesta en los centros penitenciarios del país.